No existen los "años dorados", como no existe "cualquier tiempo pasado fue mejor", aún a pesar de que el presente pudiera ser demoledor, como es el actual para muchas personas. Existen los ciclos y nuestra acomodación a ellos. Sí existe la empatía, el contagio, la ilusión por la vida y las cosas.
Por aquel entonces, además de "Teatro" la atmósfera del lugar quedaba llena de "eventos", como se les llama ahora. Había una dirección joven que potenciaba cuanto se vivía.
Hacíamos Intercambios Escolares con U.S.A. (Connetticut y Maryland) o simplemente viajábamos a Madrid o a Londres.
Colaborábamos asiduamente con la Casa de Cultura de Cruces -donde siempre estrenábamos nuestras obras- y nos convertimos en Amigos del teatro Barakaldo cuando aún no existía carnet oficial. Muchos viernes nos encontrábamos y tomábamos vinos, o regalábamos flores, a los/las artistas
Teníamos tiempo, responsabilidad y vergüenza como para decir a ETA "Ya no me callo", dentro y fuera del centro, aún sabiendo que los aparatos del estado no eran totalmente limpios, y para manifestarnos con aquel 25% de paro que todavía había en el barrio a comienzos de los noventa contra la injusticia del desempleo.
En el centro hacíamos Semanas Shakespereanas, semanas de los Beatles y semanas de los Hippies. No habíamos inventado, pero ya hacíamos fiestas sorpresa a los amigos.
Y sobre todo formábamos un colectivo admirable de adolescentes unidos por un interés común:
vivir intensamente la vida a través de los parámetros culturales de nuestro país en nuestro siglo.
Bueno, hacíamos esto, y muchas cosas más...
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