El día que
Pelegrino recibió su libro lo celebró por todo lo alto en
La Casa Vasca, muy cerca de su "oficina". Aunque habían sido invitadas unas diez personas a este acto íntimo, ocurre lo de siempre en la vida: la mayoría, que siempre te alaba, nunca aparece. Pero allí estuvimos algunos para certificarlo, incluido
El Correo.
2 comentarios:
Una pregunta:
¿El golfo que se ve al fondo haciendo como que lee... estaba en condiciones de certificar algo?
Ja, ja, ja. Como casi siempre ocurre en la vida, la mayoría, que siempre te alaba, es sólo ruido expontáneo intentando participar de tu camino (sólo un necio se detiene a contemplar esas flores); los que nunca te abandonarán, no se deshacen en alabanzas, incluso te contradecirán, pero estarán ahí sin que les esperes; Como tú hiciste con Pelegrino. En su balance ¿A quién más podrá llamar amigo?
Un abrazo (sin alabanzas),
JJ
Ejem, ¡quítateme las siete lenguas que se me escaparon ayer o anteayer, que iban de coña!
Y, a tu última pregunta, él nunca la respondió, porque sabía la respuesta.
Gracias por estar ahí, Juanjo.
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