martes, 29 de junio de 2010

Cho Hyean Mi



Cho Hyean Mi

Cho Hyean Mi.
Nos habíamos sacado ya la foto de rigor. La imagen de nosotros cuatro -Marian, mi mujer, Cruz, su hermana pequeña, Julio, mi cuñado, con quien por dos veces había viajado a la India, y yo- contrastaba con los edificios de piedra, dura y oscurecida por el tiempo, símbolo de Roncesvalles: colegiata, monasterio, iglesia de Santiago… Nos habíamos detenido justo en el Km. cero de la peregrinación, cuando abandonando el asfalto, a punto de meternos por un sendero de tierra, nos detuvimos a reconocer la trayectoria de la primera etapa en un panel acristalado y enmarcado en madera. Con el dedo índice como puntero fui leyendo los distintos lugares por donde habríamos de pasar desde Roncesvalles hasta Larrasoain: Burguete, Espinal, Bizkarreta, Alto de Erro…
Comenzábamos, ahora sí, una nueva experiencia, una nueva andadura.
***
Un joven bosquecillo no sólo nos ocultaba del sol, aún muy bajo a esas horas de la mañana, sino que nos escoltaba hasta que tuviésemos la suficiente confianza en nosotros mismos como para no necesitar protección alguna y seguir solos nuestro camino.
Andaba distraído en las mil curiosidades que ofrece la naturaleza -clase de árboles, arbustos y flores silvestres, sonido de las aves, olores de la mañana, sensaciones en la piel…- cuando tropecé con el primer viandante que de alguna forma interrumpía mi soledad y dedicación absoluta al camino. La mochila resultaba un poco grande para el cuerpo, más bien menudo, de la portadora. No era una persona muy alta, ciertamente, ni mayor. Según me acercaba iba distinguiendo facciones típicamente asiáticas.
-Hi –saludó en un inglés no muy puro cuando llegué a su altura.
-Hi. Buenos días –respondí a su saludo.
Saludo y tiempo suficiente para corresponder a su sonrisa, echarle una mirada fotográfica, analizarla física y anímicamente.
Tenía una sonrisa endiabladamente bonita. Y los ojos, ligeramente ovalados y brillantes, avalaban un halo de quietud, simpatía y tranquilidad consigo misma. A pesar de que se me presentaba la ocasión para comenzar el camino haciendo amistades y de que la encontraba agradable y sensiblemente atractiva, opté por seguir mi destino. No deseaba hablar con nadie tan de mañana y sí someterme a la soledad del camino y de uno consigo mismo. Si algo había que deseaba del Camino de Santiago, del que tanto y tanto había oído hablar, era disfrutar de la soledad conmigo mismo, perderme en mis propios pasos y en el paisaje, olvidar la pesada carga de Atlas que deja la ciudad, intentar rozar el punto cero de mi esencia.
No obstante, y antes de abandonar este pensamiento, mi mente buscó en su banco de datos alguna sonrisa conocida cercana a aquella sonrisa que generosamente me había regalado. Y la encontré. Algo había en común en aquella sonrisa que me hizo recordar la de… Yuki.
Seguí adelante.
No habríamos andado 500 metros cuando mis tres compañeros aparecieron descifrando una leyenda en el primer cruce del camino . Era algo sobre el lugar, referido a unas brujas que en otro tiempo habían dominado aquellas tierras. La muchacha oriental también se detuvo uno o dos minutos después. Como las mujeres dudasen si entendía o no el contenido de la información, Marian optó por preguntarle:
-¿Entiendes lo que pone?
-Oh, no. I don’t speak Spanish. Only English. And Korean, ji ji ji.
-Me English too, very bad –se defendió Marian.
La risa de la joven coreana sacó la empatía entre mujeres. En realidad toda risa es prueba de empatía. Ella te habla de tonos y vibraciones en común o de sonidos estridentes que te separan. Te acerca anímicamente a lo inefable del otro o pone un muro de contención. Sugiere el contacto o estimula la defensa. En definitiva: la risa es uno de los primeros símbolos de atracción o de rechazo entre los humanos: vibraciones, sonidos y gestos corporales abren todo un fichero informativo de la persona en cuestión.
Rieron las tres mujeres.
Conocedor de estas situaciones fui el primero en seguir adelante. Julio, aún interesado en estudiar a la joven, me siguió; aunque, antes, me expresó su contrariedad.. Nos siguieron las mujeres, las tres intentando entenderse a tres lenguas. Ahora, ya sabía que tarde o temprano aquella joven extranjera entraría a formar parte de mis recuerdos.
Apenas alcanzamos Burguete cuando requirieron mi ayuda:
-Tradúcele “cómo es que ha venido a hacer el Camino de Santiago”.
En medio del pueblo, Burguete, frente a la iglesia, tomamos las primeras fotos.
-Cho Hyean Mi. Mi name is Cho Hyean Mi.
Y al pronunciarlo imaginé las verdes colinas de Corea del Sur. Y luego visioné su casa en una pequeña ciudad cerca de Seúl, y los sonidos de los cantos de las mujeres. Y también imaginé a toda la familia viviendo juntos: abuelos, padres, hijos, hijos de los hijos.
Era estudiante y había hecho un alto en los estudios para conocer Europa. Había visitado más de 8 países y había venido de Francia para hacer el Camino de Santiago.
-¿Cómo es posible que sea tan famoso en tu país siendo mayoritariamente budistas?
-Allí tenemos muchos libros sobre el Camino. Es muy popular. Todo el mundo lo conoce…
Sin embargo, ¿qué conocía yo de su país? Eso era algo que siempre detenía mi pensamiento. La primera vez que me ocurrió algo parecido fue en Turquía. Allí encontré en cierta ocasión a un turco que hablaba un castellano perfecto, conocía más dichos que yo, que de vez en cuando presumía de “hombre refranero, hombre sin dinero” y me hablaba de las ciudades de España como si se tratase de Ankara o Istambul.
Dimos los primeros pasos de acercamiento. Suaves. Tranquilos. Volvimos a caminar en silencio, ella a veces al lado, a veces ligeramente detrás de mí. De vez en cuando me detenía por si necesitaba algún tipo de ayuda o para evitar posibles caídas, o para sacar la botella de agua de su mochila. Hablábamos. Guardábamos silencio. Comentábamos algún aspecto del paisaje. Volvíamos a callar. Media hora después, el grupo daba por sentado que ese día Cho Hyean Mi sería mi compañera de Camino.
No nos obligamos con palabras ni con los silencios, algo tan fundamental en el respeto del otro. Ni la palabra que se excede y no tiene nada que comunicar ni el silencio creó vacíos; más bien era como el suspiro que espontáneo responde a un estado interior.
-Me maravilla tu peregrinación por Europa y ahora por el Camino.
Me dedicó una sonrisa comprensiva.
-¿Qué has aprendido en tanto tiempo entre la gente que has encontrado, Hyean Mi?
Me miró a los ojos. Se me quedó mirándome a los ojos. Unos ojos comprensivos, exploradores. Sonrió. Una sonrisa abierta, generosa, sin afección alguna. Inspiró buscando oxigenar la mente antes de dar la respuesta, respuesta que yo estaba esperando con curiosidad y máxima atención. Logró crear el silencio antes de las palabras importantes.
-¿Te importa que te lo diga mañana? Tengo que pensar en ello esta tarde.
Le sonreí.
Eso quería decir que mi mañana con Cho Hyean Mi… estaba asegurado.

lunes, 28 de junio de 2010

AMANTES



¡Amantes!
Si estaba totalmente claro: una pareja, con esa mirada y ese gesto sólo podían ser... ¡amantes!
Pero, para que nadie se lleve a engaño, tal vez esta segunda imagen defina un poco más la situación. Y no sólo eso, sino también el trabajo de concentración textual y de expresión corporal y facial que alabábamos en la diapositiva anterior.
El humor, el desenfado, la complicidad con el público hacen de El pulmón de Gaia teatro para no olvidar.

¡Que la vida os dé la oportunidad que os merecéis para alcanzar lo más alto de vuestros sueños!

¡Suerte, Rakel Sáiz! ¡Suerte Gabriel Reig!

miércoles, 23 de junio de 2010

El pulmón de Gaia



Nuevamente Rakel Sáiz y Gabriel Reig -estos dos magníficos actores de El pulmón de Gaia-  en otro de sus nuevos montajes teatrales.
La versatilidad de estos dos actores, su compenetración en los textos que representan y la solidez de su interpretación como artistas de teatro hace que sean admirados allí por donde pasan.
Nadie queda indiferente. Nadie queda sin una sonrisa. Nadie queda con las manos muertas.
Nuestro mejor aplauso a este par de artistazos que saben ganarse al público en todo momento.

domingo, 20 de junio de 2010

La mariquita



La Mariquita

Con suave latido
sienten las patitas
de la mariquita
la oculta belleza
de la naturaleza.

Al leve contacto,
su cuerpo ovalado
se le ha sonrojado
y queda imprimido
un fugaz sarpullido.

Cual nuevo milagro,
radiante y hermosa,
sutil y graciosa,
por casa ha tomado
una flor a su lado

quien, en su grandeza,
-fiel naturaleza-
le otorga el color
sellando un suspiro
del más bello amor.


sábado, 19 de junio de 2010

Os pego un recitado de un poema de mi amigo Juan José Lunar del último video que ha hecho sobre "Mi aldea".



jueves, 17 de junio de 2010

Yuki, una pequeña historia nipona


Yuki
No había nada, absolutamente nada en ella que no denunciase su esencia oriental. Para empezar, y por poner el primer ejemplo, su propio nombre: Yuki.

Su nombre de mujer, Yuki, es a oriental como María a Mediterráneo o Fátima a árabe. Así de sencillo, y de explícito. O como agua es a lago, fuego a incendio o azul a sueños. Pero no divaguemos.

Entró en clase:

-Konnichiwa -saludó Yuki.

-Konnichiwa -contestaron a coro.

De cuerpo menudo y agraciado, con melena corta y negra, casi azabache, cara ovalada occidentalizada, ojos como un rasgado de guitarra, siempre vibrantes, mirada y labios delicados, y voz cantarina.

Esa fue su carta de presentación.

-Oh, sí, me gusta mucho viajar –respondió a la pregunta del profesor.

Y mientras decía tan breve frase la clase la miraba embelesada como si se tratase de un discurso interesante y bien construido.

¿Qué se le había perdido a una nipona aquí, en este lugar, en este país?

-Ji-ji-ji.

Su risa fácil y contagiosa era, fue, otra de sus señas de identidad. Si ya su sonrisa era capaz de amansar a las fieras, su risa las conquistaba. También oriental. No fuerte, ni voluminosa, con la boca abierta –con la a o con la o- como hacemos aquí, en el norte; ni reprimida o desafinada de adolescente incauta. No. Era como si sus labios hicieran de violín y su risa de arco y viento. Lanzando variaciones inesperadas, provocaba la excitación de un público que quería leer las notas en su mirada. Todo un tono femenino de seducción el que llamaba a filas.



La veo riendo y me la imagino coqueteando con dos pendientes de la reina.

-¡Qué bonitos son! ¡Me encantan! –y ríe.

Se sabe hermosa, pero no presume. Lo es. Es. Nada más. No necesita resentirse por ello devaluando la belleza por una coquetería femenina engañosa y vana. Y sin embargo es coqueta, pero con sencillez, con esa gracia femenina que sabe que es propio de su sexo ser coqueta y, por tanto, negarlo sería negarse a ser parte de lo que es.

Yuki.

-Os preguntaréis –les dije- ¿para qué ha venido Yuki con nosotros? “La respuesta está en el tiempo”, -plagié una vieja canción para crear misteriosas expectativas.


Han pasado 9 meses.

Ha habido risas y silencios, suspiros, abrazos, sueños y cambios.

-Yuki, cada día que pasa te pareces más a los nativos de este país –la he reprochado un día al azar.

-¡No, no, no, no, nooo! –ha contestado inmediatamente y toda la clase se ha echado a reír- Yo no puedo ser de aquí. Yo soy japonesa.

Así ha defendido su origen y su circunstancia, que no su nacionalidad. Porque Yuki sabe cuál es su origen. Se siente orgullosa de su madre y de sus antepasados y de la educación recibida en su Tokio querido, a veces añorado, de esa educación que, siendo joven y estando en un mundo occidental entre jóvenes, le permite saber dónde está, saber escuchar, saber entender las diferencias para saber quién es ella y quién es quién. Sabe que ellos le han abierto las puertas a un nuevo mundo, la han hecho diferente donde en su tierra sería común y no puede traicionar esa pequeña diferencia, porque en el resto de las cosas se sabe y se siente igual.



Un día nos enseñó la magia de las palabras breves, de las palabras que rigen su vida y dirigen el alma.
Su presencia inspira la mirada.
Su sonido crea el silencio.
Su imagen incita al habla.
Un día de estos la sorprenderé por la espalda, le taparé los ojos con las manos y le susurraré con voz queda, callada:
-¿Quien soy?
Sólo por escuchar una vez más su risa, un breve silencio… o quién sabe si misteriosas palabras.
Yuki.
Música en el firmamento.

martes, 15 de junio de 2010

Pelegrino recibe "el libro de su vida"





El día que Pelegrino recibió su libro lo celebró por todo lo alto en La Casa Vasca, muy cerca de su "oficina". Aunque habían sido invitadas unas diez personas a este acto íntimo, ocurre lo de siempre en la vida: la mayoría, que siempre te alaba, nunca aparece. Pero allí estuvimos algunos para certificarlo, incluido El Correo.

domingo, 13 de junio de 2010

El rapto de un libro





Comencé a escribir "El rapto de un libro" como un cuento. Pero no había terminado de escribir la primera página cuando fui consciente de que tenía "algo que decir" y necesitaba algo más extenso: una novela.
He tenido la suerte y el privilegio de saber comunicarme con el sexo opuesto. Ya desde niño. Ellas no sólo me han enseñado muchos recovecos de la mente humana y del ser humano; también me han confiado sus vivencias, sus aciertos y sus errores.
Hasta cierto punto les debía algo. Escribir este libro era una forma de dar las gracias; así como situarlo en la ciudad de Burgos era otra forma de reconocimiento para con mi ciudad natal -aunque uno tenga muy claro que es ciudadano del mundo.
De hecho, la dedicatoria "A Ella, P.D.A., creadora de metáforas" es una forma clara de manifestarlo.
"El rapto de un libro" es el tercer libro publicado por J. Carlos Martínez (Editorial Dossoles, Burgos 2.009)

jueves, 10 de junio de 2010

Pelegrino





Durante cinco meses, de camino al trabajo, paso por su calle, por su oficina, a su lado, sin verle. De repente, le encuentro tres días seguidos seduciendo a los viandantes con su gesto y su guitarra. Me inspira un relato. Se lo regalo. Me invita a un vino que se prolongará en el tiempo. Ocho meses después confesará:
-Tengo algo que decir. Tengo algo que contarte.
Nace "Pelegrino o el Arte de vivir y sobrevivir en la calle".

Pelegrino, o el Arte de vivir y sobrevivir en la calle es el segundo libro publicado por J. Carlos Martínez. (Editorial Dilema, Madrid, 2.007)

martes, 8 de junio de 2010

Amanece



AMANECE...

Amanece. Y el primer pensamiento
al decirte “Buenos días, Amor,
buenos días. Quiero amarte al albor
con albricias del más vivo momento”

ve crecer mi cuerpo en loco contento,
expandirse el alma -fuego y candor,
agridulces de dulzura y ardor-
y al hacerlo fuego, agua, tierra y viento

-pues tales elementos en mi mano
lo mismo de mi cuerpo se apoderan
que impelen a gritarte, Amor, “¡Te amo!”-

se vuelven imparables en reclamo
de lucha de pasiones que no esperan
pues solo el Big Bang toca cuanto amo.

domingo, 6 de junio de 2010

Otros ojos, otra mirada.






Otros ojos, Otra mirada , colección de 18 relatos cortos y cuentos, fue el primer libro con el que J.Carlos Martínez se dio a conocer al público. (Ediciones Beta, Bilbao. 2.005)

sábado, 5 de junio de 2010

J.J. Lunar, poeta, entrevistado.




En la foto vemos al poeta J.J. Lunar entrevistado por Julián Borao en La Hacería, en el programa El Club de los sentidos (04/06/10). Durante la entrevista J.J. Lunar hizo gala de su agudo humor irónico e intelectual. También leyó un poema suyo para deleite del público. Tanto J.J. Lunar como Julián Borao son miembros del grupo Noches Poéticas de Bilbao.

miércoles, 2 de junio de 2010

El pulmón de Gaia (Cia. de Teatro)





"Rosita y Carlitos". (1 de Mayo, 2.010 - Hotel Barceló-Bilbao)

Jamás pensé que un título tan simple diera tanto de sí.
Cuando "El pulmón de Gaia" me invitó a ver la función anunciándome que era una combinación de cuerpo pequeño de marioneta con cabeza de actores saqué mis prejuicios.
Para mi sorpresa, esta pequeña obra teatral resultó ser dulce, tierna, delicada,risueña, imaginativa. Dos artistas como la copa de un pino -Gabriel Reig y Rakel Sáiz- dieron vida a dos personajes creados por ellos mismos. En un diálogo rápido y generoso en imágenes el público recrea el texto con su experiencia personal de vida. La historia hace que la risa imprevista, la sonrisa cómplice, el suspiro que se escapa, la carcajada abundante y casi el llanto sean el sentimiento común del espectador, que no puede dejar de vivir la historia de... Rosita y Carlitos.
Un derroche de imaginación,de humor del bueno, de ternura y... de poesía.
¡Enhorabuena, Rakel Sáiz y Gabriel Reig, por vuestra grandeza!

Iratxoa Teatro




Dirigido por Rakel Sáiz -actriz y directora de lujo- el Grupo de Teatro Iratxoa Teatro estrenó ayer sus "Entremeses andaluces", llenos de gracia, humor y arte, en el Salón de Actos de O.S.C.U.S (Barakaldo) El público rió a rabiar y las actrices -9 mujeres- no pudieron hacerlo mejor ni crecerse más ante el público. ¡Enhorabuena!